En el marco del Segundo Congreso Latinoamericano de Comunicación, organizado desde el Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Sociales (IAPCS) de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), se desarrolló la conferencia de apertura titulada: “De Infodemias, Infectoracias y Toxicidades. Metáforas Virales y Desinformación” a cargo de la doctora Lila Luchessi (Universidad Nacional de Río Negro), convocando -virtualmente- a más de un centenar de personas, y bajo la moderación de la docente de la UNVM doctora Mariana Corradini.
“No podemos pensar Ciencias Sociales, sin pensar en transdisciplina, en aspectos legales, económicos. Cuando hablamos de comunicación no podemos hablar sólo de ello. Requerimos miradas éticas, pedagógicas. Tenemos que pensar de qué manera vamos gestionando la transversalidad”, sostuvo la doctora.
Luchessi expuso acerca de los diferentes conceptos que se fueron generando a lo largo de la pandemia, empezando por la INFODEMIA. “Cuando la OMS pone a circular el concepto, dice que se trata de una amenaza que no se limita a la comunidad sanitaria, que genera una desinformación que corre rápidamente por internet”, agregó la académica sobre esta noción. Con respecto a su pensamiento sobre esta categoría conceptual, afirmó que para ella es “una metáfora cultural del contagio de la enfermedad, de un virus que no se controla”, por lo que los resultados de esta pandemia informativa son dañinos.
Además, aseguró que a partir de este concepto surgen otros como INFECTADURA e INFECTOCRACIA. Sostiene que el primero es la dictadura a partir de la infección, y el segundo el gobierno de los infectólogos: “Los grupos minoritarios se intentan imponer, ya no por métodos democráticos, sino sosteniendo que es autoritarismo aquello con lo que no están de acuerdo”, señaló.
A estos conceptos se suma la desconfianza hacia todas las instituciones, lo que “hace que se desestime cualquier comunicación oficial” y genera una lógica desafiante y una paralización. “Existe una gran cantidad de información que por ignorancia o mala fe se sustenta en fuentes dudosas y genera, por otro lado, una incomprensión de los datos que aparecen falseados y que se reproducen como si efectivamente fueran datos comprobados, generando la toxicidad”.
Para finalizar, Lila Luchessi invitó a pensar en la intencionalidad de estas acciones “No se pueden medir intenciones, aunque sea tentador para los investigadores“, concluyó.
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